Las Wayfarer, introducidas en 1953 rompieron radicalmente con las monturas metálicas de la época, optando por un audaz y grueso acetato, apostando por una geometría que muchos consideraron rebelde. Esa rebeldía es su esencia. No son una moda pasajera, llevan más de 70 años siendo relevantes, un atajo directo a la distinción atemporal. Además, su diseño único es increíblemente favorecedor para la mayoría de las formas de rostro.
